Los Sacramentos son signos eficaces de la gracia, instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia por los cuales nos es dispensada la vida divina. Los ritos visibles bajo los cuales los sacramentos son celebrados significan y realizan las gracias propias de cada sacramento. Dan fruto en quienes los reciben con las disposiciones requeridas.
La
Iglesia católica celebra siete
sacramentos, que son:
Bautismo,
Confirmación (o Crisma),
Eucaristía,
Reconciliación (o Penitencia),
Unción de los enfermos,
Orden y
Matrimonio. Según
su doctrina, "
todos los sacramentos están ordenados para la Eucaristía «como para su fin» (S. Tomás de Aquino)". En la
Eucaristía se renueva el
misterio pascual de
Cristo, actualizando y renovando así la salvación de la humanidad. El sacramento
católico es un acto ritual destinado a los fieles, para que ellos reciban la gracia de
Dios, y destinado también a conferir sacralidad a ciertos momentos y situaciones de la vida cristiana. Fueron instituidos por
Jesucristo como "
señales sensibles y eficaces de la gracia [...] mediante los cuales nos es concedida la vida divina" o la
salvación y fueron confiados a la
Iglesia. A través de estas señales o gestos divinos, "
Cristo actúa y comunica la gracia, independientemente de la santidad personal del ministro", aunque "
los frutos de los sacramentos dependan también de las disposiciones de quien los recibe".